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NO RESEÑAMOS NOVELA ERÓTICA, lamentamos las molestias.


jueves, 28 de septiembre de 2017

Coge mi mano por Leticia Meroño Catalina


La muerte quiso llegar hasta mí, con su rostro pálido, rictus serio y mirada angelical. Vestía una capa con capucha negra que dejaba solo a la vista el rostro y las manos. No supe identificar si era un hombre o una mujer, quizá fuera una mezcla de ambos.
Extendí mi mano para irme con ella, pero negó con la cabeza y se sentó a mi lado, en mi cama.
Suspiró antes de comenzar a hablar. Su voz era de hombre y su tono serio y calmado, con un toque que se asemejaba a la tristeza o a la desilusión.
—Perdona que no tome tu mano —dijo—, pero no vengo voluntariamente a buscarte. 
En mi rostro expresé duda sin decir ni una palabra y ella continuó con su discurso.
—Tú me llamaste y es mi deber acudir, aunque he de decir que he retrasado todo lo que he podido esta visita con la esperanza de que tus ganas de morir desapareciesen. No siendo así me siento obligado a actuar, pero aún queda un paso por dar antes de que agarre tu mano y te lleve conmigo.
Agaché la cabeza avergonzada. ¿Le importaba mi vida más a la muerte que a mí misma? Y a pesar de poder percibir su dolor, de que esperase que cambiará de opinión, de tener otra oportunidad... estaba más convencida que nunca. Deseaba tocar su mano, que me la estrechase fuerte y marcharme lejos para siempre. Sin más demora, respondí:
—Quiero ir contigo.
Cerró los ojos y mostró con cada músculo la angustia que sentía. En ese momento pude ver los rasgos masculinos. 
—¿No vas a preguntar nada antes de tomar la decisión? No sabes dónde iras, ni que sucederá después.
—No me importa, solo quiero huir de aquí. Quiero ir contigo.
Se levantó y se puso delante de mí, cogió mis manos y tiró despacio indicándome que me levantara. Era bastante alto, sus manos eran frías y de sus ojos cayeron lágrimas. Lo miré atónita cuando se quitó la capucha que cubría su cabeza, era él. Me abrazó, su cuerpo se volvió cálido y apoyada en su pecho lo escuché sollozar. 
—No te llevaré conmigo porque te amo.
Su esencia desapareció y me quedé sola. El hombre que me había matado en vida pronunció las palabras que tanto necesitaba escuchar. Sabía que me amaba y para mí eso era suficiente.

jueves, 21 de septiembre de 2017

Fantasmas por Leticia Meroño


No quiero soñar, ni reir;
no quiero añorar, ni sentir;
no quiero admirar, ni mentir.
Dolor de muerte,
fantasmas del pasado
engullendo un corazón;
muerte en vida,
pasado de fantasmas
quemando la razón.
Sin más, con menos,
almas desaparecidas en la nada.
Y de nada vivo,
y con todo siento,
muerte de un corazón
viviendo sin aliento.

martes, 19 de septiembre de 2017

Reseña: La máquina del tiempo. (Single 1º)


Título: La máquina del tiempo. (Single 1º)
Autor: Mario Escobar.
ASIN: B01351WC1K.
Formato: Ebook. 
Nº de Páginas: 65.


Sinopsis:

Año 1941. Los alemanes han invadido Grecia mientras los atenienses se esfuerzan en ocultar sus tesoros más valiosos. Un grupo de las SS llega a la Acrópolis con una misteriosa misión. A los nazis no les parece interesar ninguna de las obras de arte que encierra el museo, únicamente una caja de madera descubierta cuarenta años antes por unos pescadores en el Mar Egeo.
El MI6 quiere averiguar el repentino interés de los nazis por esa extraña caja, para ello utilizará a su agente Myles Kouzouni, que con la ayuda de un comando neozelandés tendrán que recuperar la caja antes de que esta salga de Grecia y llegue a Berlín. Al parecer lo que contiene la caja puede cambiar el curso de la guerra y el destino del mundo.


Valoración (Del 0 al 10)

  • Argumento: 8.6.
  • Desarrollo: 8.8.
  • Final: 8.4.
  • Personajes: 7.9.
  • Ambientación: 8.6.
  • Ilustraciones: 8.4.
  • Adictivo: 8.3.
  • Sensaciones: 8.

Nota Media: 8.4.

Observaciones:

La primera parte de los cuatro libros que componen 'La máquina del tiempo'. De rápida lectura. Un libro muy entretenido. Cargado de acción y suspense. Muy recomendado para los amantes de la ciencia ficción.

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lunes, 18 de septiembre de 2017

Reseña: Caribbean Island (Parte 1)


Título: Caribbean Island
Autor: Mario Escobar
ASIN: B00NPBK0SS
Formato: Ebook
Nº de Páginas: 162


Sinopsis:

Edward Rod, policía en Londres, tras caer en una depresión decide aceptar un puesto de inspector jefe en una isla caribeña. Su esposa Margaret está a punto de abandonarle y regresar con su hija a Inglaterra, pero unos crímenes inesperados les obligarán a permanecer en la isla mientras se desata el huracán más virulento de los últimos veinte años. Inesperadamente la hija de Edward es secuestrada por el peligroso asesino en serie que parece estar detrás de los crímenes. Edwgar y su esposa comenzarán una carrera contrarreloj para intentar salvar a su hija, pero el tiempo se agota y los crímenes se suceden.

Muna es una cristiana iraquí refugiada en la isla que sobrevive como monitora de buceo, pero oculta un terrible secreto. Samia, una prostituta de lujo, parecer ser el único testigo que puede identificar al asesino.

¿Quién está tras el asesinato de varios millonarios en uno de los paraísos fiscales más importantes?
¿Por qué está desapareciendo dinero de sus cuentas?¿Logrará Edward salvar a su hija en pleno huracán?


Valoración (Del 0 al 10)

  • Argumento: 8.4
  • Desarrollo: 8.8
  • Final: 8.3
  • Personajes: 8.5
  • Ambientación: 9
  • Ilustraciones: 7.8
  • Adictivo: 8.8
  • Sensaciones: 8.4

Nota Media: 8.5

Observaciones:

Una obra rápida de leer, entretenida y bastante adictiva. Los misterios que envuelven la trama argumentativa nos hace querer seguir leyendo. Muy recomendada para los amantes de la novela negra, el suspense y el thriller.


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Biografía: Mario Escobar.


Biografía:

Autor Betseller con miles de libros vendidos en todo el mundo. Sus obras han sido traducidas al chino, japonés, inglés, ruso, portugués, danés, francés, italiano, checo, polaco, serbio, entre otros idiomas. Novelista, ensayista y conferenciante. Licenciado en Historia y Diplomado en Estudios Avanzados en la especialidad de Historia Moderna, ha escrito numerosos artículos y libros sobre la Inquisición, la Reforma Protestante y las sectas religiosas.

Publica asiduamente en las revistas Más Allá y National Geographic Historia
Apasionado por la historia y sus enigmas ha estudiado en profundidad la Historia de la Iglesia, los distintos grupos sectarios que han luchado en su seno, el descubrimiento y colonizacíón de América; especializándose en la vida de personajes heterodoxos españoles y americanos.

Su primera obra, Conspiración Maine 2006, fue un éxito. Le siguieron El mesías Ario (2007), El secreto de los Assassini (2008) y la Profecía de Aztlán (2009). Todas ellas parte de la saga protagonizada por Hércules Guzmán Fox, George Lincoln y Alicia Mantorella.

Su libro, Francisco. El primer papa latinoamericano ha sido traducido a 12 idiomas, entre ellos el chino, inglés, francés, italiano, portugues, japonés, danés, etc.
          

Obras Literarias: 

jueves, 14 de septiembre de 2017

El jarrón por Leticia Meroño Catalina



Sus manos acariciaron la superficie del objeto sin poder sentir la suavidad del material..., las grietas eran desagradables para las yemas de sus dedos. 
Lloró mientras lo apretaba con fuerza hasta que la sangre brotó...

                                       **********

Cinco años antes

Una voz lo hablaba, pero él no quería escuchar. Fueron tantas las veces que la calló que la voz dejó de sonar y, con ella, desapareció su conciencia.
Hecho tras hecho fue matando la bondad de su corazón y la empatía hacia el resto de seres vivos. Se había convertido en un monstruo, pero nadie lo veía, pues el engaño era su máscara, hasta que fue demasiado tarde.
En uno de sus paseos por el bosque, donde solía acudir en solitario para desprenderse de todo lo que significaba su vida, se encontró con un hombre que de apariencia le resultó extraño. Aquel señor tenía un rostro que indicaba que su edad era muy avanzada y, sin embargo, caminaba con la ligereza propia de la juventud. Su voz también era rara, mientras le hablaba a veces le parecía escuchar a un anciano y otras a un niño. Era de una estatura muy pequeña y, a pesar de lo ágil de sus movimientos, cuando se detenía se apoyaba sobre un bastón.
El anciano se acercó hasta él y se colocó a su lado en silencio, después de unos minutos comenzó a hablar.
—¿Ves ese árbol? Es el más antiguo de este lugar. Su gran tronco y su altura le confieren una belleza inigualable y, sin duda, uno al mirarlo siente la fuerza, como si fuera imbatible.— El anciano agachó la cabeza y miró al suelo—. La realidad es que nada ni nadie es imbatible. Y lo más triste es cuando el daño lo ejerce otro ser vivo. ¿Podría este árbol sobrevivir ante un hombre con una motosierra? Me resulta absurdo pensar que algún ser humano quisiese hacer algo así, pero... en fin... ya sabemos lo que hay.
»Muchacho, escucha bien lo que te voy a decir.— Levantó la cabeza mirando el punto más alto de aquel árbol y su voz sonó fuerte y grave—. Cuando sostengas un jarrón con tus manos ten cuidado de que no resbale, si sin querer se te cae y se rompe cuando tú o quien sea lo reconstruya, por muy bien que sean pegadas las piezas, el jarrón nunca volverá a lucir tan bello como era. Y más cuidado aún has de tener de no romperlo a propósito, si lo tirases con fuerza contra el suelo se haría añicos y sería prácticamente imposible de recomponer, puede que a ti te diese igual porque ya no lo querías, pero ¿dime? ¿Crees que alguien querría un jarrón hecho añicos?
»Puede que yo no tenga tantos años como este árbol, o quién sabe, quizá los supere. Lo que sé y he aprendido a lo largo de mi vida es que cuando no quiero un jarrón lo mantengo intacto y cuidado, puede que algún día cambie de idea y quiera ponerle flores y si no fuera así sé que alguien admirará su belleza y lo lucirá con orgullo con las mejores de las flores. 
»No lo olvides, algo roto nunca volverá a ser como antes.

**********

Recordó la historia del anciano del bosque, al cual no había tenido en cuenta, y se lamentó por haber roto su jarrón, por saber que jamás aceptaría sus flores.
La sangre brotó y brotó hasta que las lágrimas se secaron.

miércoles, 13 de septiembre de 2017

ARYAM: La Reflexión de los Impuros


Título: ARYAM: La Reflexión de los Impuros
Autor: Marcius Námdev
ASIN: B06Y3QDSLP
Formato: Ebook
Nº de Páginas: 803


Sinopsis:

En un mundo donde la noche corrompe las esencias de los seres vivos, la ciudad donde el día jamás declina es la cuna donde nacen los grandes héroes.

Han pasado veintitrés años desde que la última Gran Noche fue erradicada por el Guerrero del Amanecer, y la existencia de los devanos parecía encaminada a un idilio eterno. Sin embargo, la paz es algo efímero y una nueva sombra se ha erguido para extender sus límites.

Esta vez el amparo del día podría no ser suficiente.

Valoración (Del 0 al 10)

  • Argumento: 8.2
  • Desarrollo: 7.9
  • Final: 8
  • Personajes:8.4
  • Ambientación: 7.4
  • Ilustraciones: 6.4
  • Adictivo: 7.4
  • Sensaciones: 7.6

Nota Media: 7.7

Observaciones:

Un libro cargado de fantasía, misterio y acción. En esta obra su autor nos muestra un mundo fantástico lleno de extrañas criaturas y maravillosos seres. Cuenta con unos personajes bastante trabajados y una historia que nos invita a leerla. Recomendado para los amantes de la ciencia ficción y jóvenes.
 

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lunes, 4 de septiembre de 2017

Colaboración: Las garras



Mi abuela siempre había sido una persona tan enigmática como mentirosa. Quizás sea por eso que la mayoría de las personas a su alrededor ignoraban sus palabras cuando se ponía hablar, sin embargo mi caso era diferente y desde niño le dedicaba toda mi atención a sus historias, principalmente aquellas que estaban vinculadas a un hecho extraño y sobrenatural. Ella, oriunda de Formosa, había sido testigo privilegiada de cualquier cantidad de criaturas vivientes de la que se haya oído nombrar, sin importar razas ni tamaños, desde hombres lobos hasta extraterrestres. Había un tema en particular que despertaba mi interés, al principio por diversión y miedo, pero cuando fui creciendo me sedujo a tal punto de obsesionarme. Eran las brujas.

Al pasar los quince años ya no creía ciegamente en sus aparatosos relatos, siendo la hechicería y sus practicantes los únicos que aún me generaban emoción. Según me contaba, en diversas ocasiones se había enfrentado mano a mano con varios de estos pintorescos personajes con pieles arrugadas y verrugas en la nariz, habiendo escapado de la mayoría de los encuentros, salvo uno en el cuál logró asestar un golpe mortal a la anciana criatura con una cuchillo que le había dado por su padre por protección. Sin dudarlo había quemado el cadáver, guardando para sí lo único que las llamas no habían podido consumir: los pies de la bruja. Pero no era un par de pies comunes y corrientes, con dedos y uñas como cualquier otro. No, habían perdido la forma humana desde la muerte de la hechicera. Ahora se encontraban en una pequeña caja de madera ocultos a la vista de la gente porque, según mi abuela, poseían una maldad que podía ser liberada si caía en las manos equivocadas, además de que son portadoras de una enorme desgracia para aquella persona que se atreva a ponerle las manos encima.

—Las brujas sólo buscan el alma de los incautos—me decía.

El trabajo de papá consumía cada vez más y más las horas de su día, por lo que cuidar a la abuela se había convertido en una tarea casi imposible para él. En lugar de buscar una solución, esforzarse y seguir junto a ella, decidió desligarse de la responsabilidad enviándola a un geriátrico. Allí iríamos a visitarla una o dos veces al mes según sus palabras, las cuales no creí en absoluto. La casa donde ella vivía quedaría abandonada por un tiempo hasta que él y su hermano pudiesen terminar de tramitar todos los papeles para poder venderla. Contaban con el consentimiento de la dueña, que parecía no tener ningún problema con respecto a eso, tal como dijo el tío Oscar. Aprovecharía entonces esas semanas para escabullirme dentro de la propiedad y así poder buscar con tranquilidad las famosas garras de las que tantas veces me habló la abuela.

No fue difícil trepar y saltar la oxidada reja de la entrada, cuya pintura había abandonado su lugar hacía mucho tiempo. Tampoco me resultó complicado recorrer el jardín buscando la copia de la llave que ella siempre tenía escondida, oculta incluso de sus propios familiares, quienes la descuidaron a tal punto que no podía ya confiar ellos. La encontré debajo de una maceta habitada por una hermosa hortensia que, comparándola con las demás plantas, evidenciaba ser la favorita de la dueña de casa por el cuidado y dedicación que presentaba. Una vez adentro comencé a recorrer cada uno de los cuartos, revisando cajones y el interior de todos los muebles. Si bien buscaba una pequeña caja de madera, también hurgaba dentro de cada frasco y bolsa que encontrara. Finalmente en la que había sido su habitación, en el segundo cajón del ropero, encontré una caja. Y era pequeña. Sin rendijas ni bisagras, no encontraba manera de abrirla. Parecía hecha de un sólo trozo de madera sin uniones, cerrado herméticamente. Sin otra opción, elegí usar la brutalidad para hacerme con el contenido del estuche, por lo que fui a la parte de atrás y tomé un pesado martillo con el que destruí el contenedor al primer golpe. Con miedo a haber arruinado el objeto que esperaba dentro, me agaché al piso y corrí los trozos de la caja con desesperación, buscando. Y ahí las encontré. Se trataba de un par de garras negras, de cinco dedos con unas largas y horripilantes uñas que se encorvaban ligeramente. Lejos estaban de algo que haya visto alguna vez, y sin embargo mantenían cierta similitud con las patas de un cuervo, aunque mucho más perturbadoras. Su textura era muy áspera y se encontraban completamente frías, casi congeladas. Las levanté y las puse a la altura de mis ojos. Un viento fuerte sopló de golpe mientras un escalofrío recorrió mi espalda de principio a fin, haciéndome temblar. Recordé la advertencia de mi abuela acerca de la maldad y la desgracia que estaban atadas a semejante objeto. Comprendí entonces mi error y en un intento de solucionarlo corrí hasta la cocina y encendí una de las hornallas. Estaba decidido a acabar con las garras y su aura de oscuridad que poco a poco iban me iban intimidando, generando en mi corazón el deseo de abandonar el lugar y dejarlas allí tiradas. Las tiré sobre el fuego y esperé atentamente esperando observar cómo se consumían, pero en lugar de eso el fuego se volvió de color verde esmeralda y una gran llamarada emergió llegando casi hasta el techo de la habitación, haciéndome retroceder. Sin pensármelo dos veces salí corriendo de allí, abandonando todo con la esperanza de que las garras se consumieran, sin importarme en absoluto si la casa se incendiaba también. No pude salir de la cocina, ya que apenas me acerqué a la puerta la misma se cerró frente a mi golpeando mi cara y haciéndome caer al piso sentado. Al levantarme me clavé en la palma de la mano izquierda un pequeño trozo de madera que me hizo sangrar al instante. Una vez de pie me estremecí al escuchar la malvada risa de una mujer que retumbaba en todo el lugar, tan fuerte que mis oídos dolían y era difícil soportarlo.

Al dirigir mi vista a las garras noté que seguían sobre la cocina pero el fuego se había apagado. Corrí hacia el cajón del mueble junto a la heladera y saqué un afilado cuchillo, con el cual pretendía destruirlas. A paso firme avancé hacia ellas, haciendo caso omiso del corte en mi mano, del dolor en mis oídos, de la risa que azotaba el aire, del frío repentino que helaba los huesos. Sin importarme nada seguí hasta alcanzarlas. Sosteniendo fuertemente el cuchillo en mi mano derecha, tomé las garras con la izquierda, bañándolas con mi sangre. Y entonces un espeso humo surgió de ellas, inundando todo el lugar. Las horrorosas patas se volvieron muy calientes, quemaron mis manos y las tuve que soltar. Fue en ese momento en que escuché un crujido delante mío. La risa bajó su intensidad, ahora la escuchaba justo frente a mi. Retrocedí lentamente, cegado aún por el humo que empezaba a disiparse.

—Gracias por traerme de vuelta niño—dijo una sombría voz de mujer.

Mi espalda tocó la pared y comprendí que no podía retroceder más que eso. Pasaron unos segundos hasta que al fin pude percibir la silueta de la persona que había hablado. Poco a poco su figura se volvió más nítida, revelándose como una anciana encorvada. Vestida totalmente de negro, su pelo sucio y gris combinaba con el pútrido olor que desprendía su piel, que a mis ojos tenía un ligero resplandor verde. Creyendo que era el fin cerré los ojos con fuerza mientras las lágrimas se escapaban sin que hiciera nada por contenerlas. Sentí una caricia en mi mejilla, la mano que me había tocado era fría como el hielo. Escuché un estruendo que hizo temblar las paredes y al abrir los ojos la horrenda mujer había desaparecido.

Volví a casa corriendo, completamente consternado y asustado. El miedo me acompañó a cada segundo durante varios días pero al ver que nada malo sucedía, poco a poco lo fui superando. La herida de la mano me dejó una pequeña cicatriz, siendo ésta el único recuerdo que me quedó del suceso en la casa de la abuela. Bueno, la cicatriz y las visitas de una hermosa pero extraña lechuza, que se para en la ventana de mi cuarto casi todas las noches y se queda ahí, observándome en la oscuridad hasta que me quedo dormido. Esas noches, en los sueños, vuelvo a ver a la anciana de aquél día llamándome para que vaya con ella, ofreciéndome una copa con una bebida roja y agradable aroma, pidiéndome que la beba para partir junto a ella en un eterno sueño.



Colaboración de Jesús Nieto Urbina